En mitad de la fiebre por la carrera espacial y la reciente llegada del hombre a la Luna, Javier Aguirre dirigió esta película que parodia los proyectos de la NASA. El protagonista, un pueblerino que convece a unos cuantos amigos de que ellos también pueden salir de la órbita terrestre; a fin de cuentas, los estadounidenses no son tan inteligentes. Para llevar a cabo su proyecto, piden prestado el terreno de la finca de don Gregorio Minglanillas, el cual será nombrado presidente de una nueva compañía espacial llamada, irónicamente, la SANA.
Película que descubrí casi de rebote, por mi cierto reparo hacía los films de Tony Leblanc. Enorme error, ya que en esta comedia se juntan un elenco de actores y un guión derrochante de imaginación para realizar una obra única.
Equipo espacial formado por un manitas (Tony Leblanc), un artificiero valenciano (el gran Antonio Ozores), un fontanero (Saza), un electricista (Rafael Alonso), un ¿lechero? (Jose Luis Coll) y el financiador de todo esto, Antonio Ferrandis, con una inversión de 8000 pesetas.
Altamente recomendada, básicamente porque ya no se hacen películas así...¡y punto!
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